Somos seres humanos. Buscamos la razón pero somos irracionales, queremos vivir bien pero le hacemos daño al otro, no queremos más inundaciones pero seguimos cortando árboles; no queremos más guerras y muertes, pero queremos poder y dinero. No queremos más hambre y pobreza pero solo pensamos en nosotros mismos —o por lo menos, gran parte de la sociedad lo hace—. Así somos.
El mes pasado escribí sobre el mar cuando me fui un par de semanas de vacaciones a la costa y les comenté la gran contaminación que produce la gente que va a vacacionar allí. Y hace unas semanas, el país entero y hasta el mundo, se indignó con la foto de un delfín en manos de turistas, en la costa atlántica de Buenos Aires. Este animal, según lo contado y lo ocurrido, murió cuando lo sacaron del agua para fotografiarlo. La reacción de los que vieron las fotos fue negativa, por supuesto, ¿quién se pondría feliz al verlas y saber que después de eso el delfín murió? La gente insultó, se molestó y hasta incluso se indignó. Todos culparon a aquellos presentes y los calificaron como "gente estúpida". Sí, por supuesto, es gente estúpida. Pero es gente estúpida porque la sociedad está estúpida.
Las sociedades actuales vivimos en plena era de la comunicación y somos consumidos, poco a poco, por el capitalismo en exceso que se va expandiendo a medida que pasa el tiempo. Los días son más cortos y el año pasa más rápido porque vivimos demasiados ocupados con las nuevas tecnologías, en el entretenimiento, en el trabajo y en nuestras obligaciones. No hay tiempo para más nada que eso.
Esta era de la comunicación y el consumismo, generó humanos mal informados, humanos inconscientes y ajenos a ciertas realidades. Desconocemos la naturaleza y convertimos a todo lo nuevo en novedoso, atractivo y comerciable. Si estamos en un lugar nuevo queremos presumirlo, si nos compramos algo nuevo también. Nos alimentamos con felicidad artificial y material, y ampliamos nuestro ego con posesiones.
Somos inconscientes e irresponsables, no conocemos nuestro mundo y cada vez nos desconocemos más a nosotros mismos. La gente que agarró al delfín fue inconsciente, no tenía idea de lo que hacía —o por lo menos, de las consecuencias—. Sus mentes estaban demasiado ocupadas en el ocio, en la diversión, en las "vacaciones", en aumentar sus egos, en sacarle una foto para subirla al facebook y que todos sus amigos lo vean.
Cuando una sociedad se concentra demasiado en tener y no en conocer o saber, ocurre esto. Esa gente no sabía porque sus mentes estaban nubladas, porque no fueron educados correctamente, porque DESCONOCÍAN la propia naturaleza que nos rodea.
Así pasa como cuando dejamos la tele prendida y no la miramos, o cuando usamos el aire acondicionado y no lo necesitamos. Somos inconscientes, estamos perdidos en la tecnología, en los excesos, en los placeres de las comodidades del capitalismo, en nuestras obligaciones... en nosotros mismos. Y a veces, no nos damos cuenta, de que estamos así por culpa nuestra; de que el mundo es así por nosotros, de que las guerras, el hambre y la pobreza existe porque nosotros las ocasionamos. Todo es culpa nuestra. Nosotros hacemos todas estas cosas en el mundo pero porque lo desconocemos, porque somos inconscientes. Solo hacemos mal las cosas.
Leer más...
El mes pasado escribí sobre el mar cuando me fui un par de semanas de vacaciones a la costa y les comenté la gran contaminación que produce la gente que va a vacacionar allí. Y hace unas semanas, el país entero y hasta el mundo, se indignó con la foto de un delfín en manos de turistas, en la costa atlántica de Buenos Aires. Este animal, según lo contado y lo ocurrido, murió cuando lo sacaron del agua para fotografiarlo. La reacción de los que vieron las fotos fue negativa, por supuesto, ¿quién se pondría feliz al verlas y saber que después de eso el delfín murió? La gente insultó, se molestó y hasta incluso se indignó. Todos culparon a aquellos presentes y los calificaron como "gente estúpida". Sí, por supuesto, es gente estúpida. Pero es gente estúpida porque la sociedad está estúpida.
Las sociedades actuales vivimos en plena era de la comunicación y somos consumidos, poco a poco, por el capitalismo en exceso que se va expandiendo a medida que pasa el tiempo. Los días son más cortos y el año pasa más rápido porque vivimos demasiados ocupados con las nuevas tecnologías, en el entretenimiento, en el trabajo y en nuestras obligaciones. No hay tiempo para más nada que eso.
Esta era de la comunicación y el consumismo, generó humanos mal informados, humanos inconscientes y ajenos a ciertas realidades. Desconocemos la naturaleza y convertimos a todo lo nuevo en novedoso, atractivo y comerciable. Si estamos en un lugar nuevo queremos presumirlo, si nos compramos algo nuevo también. Nos alimentamos con felicidad artificial y material, y ampliamos nuestro ego con posesiones.
Somos inconscientes e irresponsables, no conocemos nuestro mundo y cada vez nos desconocemos más a nosotros mismos. La gente que agarró al delfín fue inconsciente, no tenía idea de lo que hacía —o por lo menos, de las consecuencias—. Sus mentes estaban demasiado ocupadas en el ocio, en la diversión, en las "vacaciones", en aumentar sus egos, en sacarle una foto para subirla al facebook y que todos sus amigos lo vean.
Cuando una sociedad se concentra demasiado en tener y no en conocer o saber, ocurre esto. Esa gente no sabía porque sus mentes estaban nubladas, porque no fueron educados correctamente, porque DESCONOCÍAN la propia naturaleza que nos rodea.
Así pasa como cuando dejamos la tele prendida y no la miramos, o cuando usamos el aire acondicionado y no lo necesitamos. Somos inconscientes, estamos perdidos en la tecnología, en los excesos, en los placeres de las comodidades del capitalismo, en nuestras obligaciones... en nosotros mismos. Y a veces, no nos damos cuenta, de que estamos así por culpa nuestra; de que el mundo es así por nosotros, de que las guerras, el hambre y la pobreza existe porque nosotros las ocasionamos. Todo es culpa nuestra. Nosotros hacemos todas estas cosas en el mundo pero porque lo desconocemos, porque somos inconscientes. Solo hacemos mal las cosas.
"Solo hasta que se haya talado el último árbol, contaminado el último mar y muerto el último pez, el humano entenderá que no se puede comer dinero".